A
partir del lunes 13 de mayo en los buzones de muchos marplatenses apareció un
volante solicitando la opinión de los vecinos sobre el destino que debería
darse a la Reserva Natural Puerto Mar del Plata.
Curiosamente,
este volante está firmado por “Daniel
Sosa, Asesor del Plan Estratégico del Consorcio Regional Portuario Mar del
Plata”, sin embargo, en letras pequeñas se aclara que esta consulta es a
título personal, no institucional.
En
dicha solicitud se indica la posibilidad de construir un “Puerto paralelo con salida directa al mar […] construir astilleros,
cámaras frigoríficas, talleres navales, etc.”, aclarando en negrita y
mayúscula que no se construirán más harineras y que se generarán nuevos puestos
de trabajo, probablemente para obtener menos oposición a esta insensata idea.
Lo
que el señor Daniel Sosa no dice en su consulta popular a título personal es
que para llevar adelante esta propuesta el Consorcio Regional Portuario Mar del
Plata debe presentar un proyecto a la Provincia que debe pasar por el proceso
de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) que solicita la ley provincial 11723 y
la ley nacional 25675. Este proyecto, al ser de gran magnitud debería tener
todos los pasos que la ley prevé para una EIA, incluyendo la Audiencia Pública
y, además, al tener un gran impacto ambiental negativo, existe la posibilidad
de que no sea aprobado.
Otras
cosas que el señor Sosa omite decir en su pedido de opinión es que los barrios
cercanos a la Reserva Natural perderán la amortiguación que este espacio
natural les brinda, ya que la Reserva funciona como una gigantesca esponja que
modera notablemente los efectos de las emisiones gaseosas de olor nauseabundo
que emiten algunas fábricas del Puerto. Además, los humedales de la Reserva
Natural se hacen cargo del agua pluvial sobrante de los barrios linderos. Si
esos humedales desaparecen los vecinos y el Complejo de Balnearios de Punta
Mogotes serán especialmente susceptibles de inundarse en cualquier evento
climatológico extremo. Por supuesto, la Reserva le brinda a la ciudad otra gran
cantidad de servicios ambientales que, por su naturalidad, pasan desapercibidos
para la mayoría de los habitantes pero son vitales, como la producción de
oxígeno o la recarga de los acuíferos.
A
raíz de las trágicas inundaciones ocurridas a comienzos de abril, muchos
funcionarios públicos mencionaron en los medios de comunicación la importante
función que cumplen los espacios verdes urbanos y, más aún, los humedales. Mar
del Plata es una ciudad con un gran déficit de espacios verdes y con un único
humedal urbano, la Reserva Natural Puerto Mar del Plata. La protección de este
pulmón verde público debería ser una prioridad para la ciudad y la existencia
de proyectos concretos o ideas fantasiosas generadas por asesores poco
informados preocupan a un importante sector de la ciudadanía marplatense.
El proyecto de ley para declarar a este
predio tan conflictivo como Reserva Provincial ya cumplió un año en el Senado bonaerense
a pesar de las miles de muestras de apoyo logradas por la campaña de
Greenpeace. Es claro que lo único que podría salvar a la única reserva urbana
de nuestra ciudad es lograr la aprobación del proyecto de ley Expediente E-104-2012–2013 “DECLARANDO RESERVA NATURAL
PROVINCIAL DE OBJETIVO DEFINIDO EDUCATIVO PUERTO MAR DEL PLATA EN EL MARCO DE
LA LEY 10.907 Y SU DECRETO REGLAMENTARIO Nº 218/94.”, presentado por la
Senadora María Cristina Di Rado.
Mientras, desconociendo la existencia de proyectos inverosímiles que harían desaparecer por completo al área, cientos de niños con sus docentes visitan la Reserva, atraídos por su notable biodiversidad y por las inmensas posibilidades educativas que este espacio natural ofrece.
Fotos: Alejandro Daniel Sánchez y María José Solis